martes

Otra de catastrofes...



Llevaba una hora y media viendo la película "2012", de Roland Emerich. Esa en la que la tierra es destruida una vez más (¿me pregunto cómo la destruirán la próxima vez?), esta vez debido al calentamiento del centro de la tierra que hace que toda la corteza terrestre empieza a moverse tal cual un paquete de galletas encima de una bañera llena de natillas. La verdad, me estaba gustando.

Evidentemente no era el argumento lo que me hacía disfrutar. Simplón, simplón, a no poder más. Explosiones por aquí, derrumbamientos por allá, monumentos mundialmente conocidos tragados por la tierra... Todos los ingredientes necesarios para crear este estilo de historia. El ritmo era bueno, rápido. No pasaba un segundo sin que pasara algo nuevo. Por supuesto no faltaba la típica familia rota, con el padre simpaticón que no soporta al nuevo novio de su ex mujer, y el niño insoportable que no para de llamar a su papá por su nombre de pila, ya que le tiene rencor por no vivir con ellos. ¿Alguién sabe cuanto tardará ese mocoso en llamarle papá? Nada hombre, sólo habrá que esperar a que se destruya toda la humanidad para que se de cuenta de que en realidad sí que quiere a su progenitor.

También está el típico "malo". Este es uno de los hombres que organizará el rescate de unos pocos afortunados que deberán perpetuar el futuro de la especie humana. Por supuesto, él será uno de los que se logren salvar, que para algo es el que ha puesto la pasta. Y hará todo lo posible para que sólo se salven los que él quiera. Ante él, como su rival, el profesor no se cuantos, un empleado suyo que representa toda la bondad y misericordia que le falta al otro.


Y por supuesto, no podía ser de otra manera, un presidente negro. ¿Por qué está de moda que cada vez que hay una catastrofe planetaria, el presidente de los Estados Apestosos de América es un negro? Ya lo vimos en Deep Impact, cuando Morgan Freeman interpretaba al máximo mandatario mundial. Hablando de esta película. Comparándola con esta es por lo que me estaba gustando 2012. La diferencia de ritmo. Evidentemente ya sabes lo que vas a ver cuando pones una peli de catastrofes. Deep Impact era un auténtico tostón. Dos horas de metraje preparándose todo el planeta para el impacto, y luego media hora de un Tsunami gigante.

2012 es al contrario. Te da dos horas buenas, de destrucción y más destrucción. Y luego lo estropea con una larga hora de como aguantan estoicamente los supervivientes y nos da mensajes de esperanza y cosas así... ¡Pero si yo simplemente quiero ver al mundo irse al...! Pues te aguantas chaval, que aunque manejo como nadie los efectos especiales, yo también puedo mandar mensajes profundos en mis pelis... O lo intento...

En resumen, una película entretenida durante dos horas, pero que luego cansa. Cansa mucho, porque ya no hay nada más que pueda ser destruído y claro... ¿cuál es entonces la motivación de esa hora extra? Una cosa sí, ver como el novio de la madre protagonista muere, y media hora después ya está besándose con el ex marido, que es el protagonista y el bueno, así que tiene que ganar. Eso sí que es un luto largo...

1 comentario:

  1. Va, pero la siguiente entrada la tienes que hacer de musica, y profesional te quiero ver eh?

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