martes

Otra de catastrofes...



Llevaba una hora y media viendo la película "2012", de Roland Emerich. Esa en la que la tierra es destruida una vez más (¿me pregunto cómo la destruirán la próxima vez?), esta vez debido al calentamiento del centro de la tierra que hace que toda la corteza terrestre empieza a moverse tal cual un paquete de galletas encima de una bañera llena de natillas. La verdad, me estaba gustando.

Evidentemente no era el argumento lo que me hacía disfrutar. Simplón, simplón, a no poder más. Explosiones por aquí, derrumbamientos por allá, monumentos mundialmente conocidos tragados por la tierra... Todos los ingredientes necesarios para crear este estilo de historia. El ritmo era bueno, rápido. No pasaba un segundo sin que pasara algo nuevo. Por supuesto no faltaba la típica familia rota, con el padre simpaticón que no soporta al nuevo novio de su ex mujer, y el niño insoportable que no para de llamar a su papá por su nombre de pila, ya que le tiene rencor por no vivir con ellos. ¿Alguién sabe cuanto tardará ese mocoso en llamarle papá? Nada hombre, sólo habrá que esperar a que se destruya toda la humanidad para que se de cuenta de que en realidad sí que quiere a su progenitor.

También está el típico "malo". Este es uno de los hombres que organizará el rescate de unos pocos afortunados que deberán perpetuar el futuro de la especie humana. Por supuesto, él será uno de los que se logren salvar, que para algo es el que ha puesto la pasta. Y hará todo lo posible para que sólo se salven los que él quiera. Ante él, como su rival, el profesor no se cuantos, un empleado suyo que representa toda la bondad y misericordia que le falta al otro.


Y por supuesto, no podía ser de otra manera, un presidente negro. ¿Por qué está de moda que cada vez que hay una catastrofe planetaria, el presidente de los Estados Apestosos de América es un negro? Ya lo vimos en Deep Impact, cuando Morgan Freeman interpretaba al máximo mandatario mundial. Hablando de esta película. Comparándola con esta es por lo que me estaba gustando 2012. La diferencia de ritmo. Evidentemente ya sabes lo que vas a ver cuando pones una peli de catastrofes. Deep Impact era un auténtico tostón. Dos horas de metraje preparándose todo el planeta para el impacto, y luego media hora de un Tsunami gigante.

2012 es al contrario. Te da dos horas buenas, de destrucción y más destrucción. Y luego lo estropea con una larga hora de como aguantan estoicamente los supervivientes y nos da mensajes de esperanza y cosas así... ¡Pero si yo simplemente quiero ver al mundo irse al...! Pues te aguantas chaval, que aunque manejo como nadie los efectos especiales, yo también puedo mandar mensajes profundos en mis pelis... O lo intento...

En resumen, una película entretenida durante dos horas, pero que luego cansa. Cansa mucho, porque ya no hay nada más que pueda ser destruído y claro... ¿cuál es entonces la motivación de esa hora extra? Una cosa sí, ver como el novio de la madre protagonista muere, y media hora después ya está besándose con el ex marido, que es el protagonista y el bueno, así que tiene que ganar. Eso sí que es un luto largo...

sábado

Sicarios en las Discográficas



He intentado eludir el tema pero…voy a hablar de Michael Jackson.

Me encantaría poder centrarme tan solo en su sobresaliente trayectoria musical, empañada por los escándalos en su última etapa, pero viendo la forma como se está mercadeando con su vida y la tremenda tajada que discográficas y allegados están sacando del asunto de su muerte me hace reparar en cómo nos gusta llevar al olimpo a los desafortunados fallecidos mientras nos regodeábamos de sus decadencias en vida.

Ya ocurrió con Elvis, con John Lennon, Kurt Cobain y otros malditos de la música, pero el caso Michael Jackson ha alcanzado cotas extremas. Lo último los realities (último reducto de la decadencia) que preparan su familia y la mayor decepción de todas las posibles, el libro que Janet, la única de la familia que puede hablar con orgullo y con la cabeza bien alta debido a su también brillante carrera musical y las buenas relaciones con su hermano, prepara sobre la vida junto a Michael.

Se ha hablado de homicidio, de complot, de suicidio….pero lo cierto es que a Michael lo llevan matando desde hace unos años…

El hombre que inyectó a la industria musical millonadas de cifras descomunales de ventas (de Thriller ni siquiera se pueden dar datos concretos de ventas, pero estas alcanzan los 100 millones de discos, el más vendido de la historia como ya se sabe), el que dio vida y convirtió en arte el videoclip (la MTV no hubiese sido lo mismo sin él), el que revitalizó el marketing en la música y los macroconciertos mas allá de la filosofía Woodstock, se vio dado la espalda en cuanto las cifras flaquearon y los escándalos se sucedieron.

Un solo disco bastó para que su discográfica (Sony-BMG), le retirara del mercado. Un disco, Invincible, que si bien no llegaba a las cantidades acostumbradas a ligar al nombre de Michael Jackson (los 100 millones de Thriller, 40 de Bad, 35 de Dangerous…), sí que alcanzó cifras como para que la operación fuera rentable (6 millones de discos)

Pero para cuando necesitaba el apoyo del negocio musical, este se lo retiró, una vez exprimido el zumo solo queda tirar la cáscara…claro que las cosas pueden cambiar….y los mismos que lo enterraron en vida, lo vuelven a exprimir muerto…y se frotan las manos, y venden de nuevo sus discos como churros…y todo con un marketing impecable y gratuito….porque una vez muerto, nadie cuestiona que lo que tenia Michael era amor por los niños….nadie se acuerda de nada mas….

viernes

El anillo de oro


Hace unos años se cerró la trilogía de "El Señor de los Anillos", que finalizaba la historia de Frodo Bolson y su compañero Sam para destruir el anillo élfico que podía controlar el mundo en malas manos. Peter Jackson trasladó al cine las novelas de Tolkien con gran éxito, y ganó carretadas y carretadas de dinero.

Aquello fue un hito en la historia del cine. Esa trilogía marcó una época, y es una de las pocas veces que la versión cinematográfica de unos libros consiguió plasmarse de forma eficaz y atractiva, sin perder la esencia. Todo el mundo recuerda a Gandalf con su ya mítico "No puedes pasar". A Orlando Bloom en el papel de elfo rubio platino lanzando flechas a diestro y siniestro haciendo una de las pocas buenas actuaciones de su vida. O al argentino Viggo Mortensen convertido en Aragorn, el rey de la Tierra Media enamorado de la princesa de las hadas. Y que decir de Golum, esa criaturita repelente y gris que producía una mezcla de asco, ternura y gracia mientras decía aquello de "mi tesoro..."

El ciclo se cerró de una forma decente. El anillo se destruye, todos felices y contentos bebiendo cerveza en la boda de Aragorn. Gandalf entreteniendo a los niños con trucos de magia... Sin embargo, todo esto corre el riesgo de desvirtuarse por culpa de la amenaza de una nueva película sobre el mismo tema. Desgraciadamente, el director Guillermo del Toro ha conseguido los derechos para realizar dos filmes sobre la otra obra de Tolkien: el Hobbit, una continuación de la historia de Frodo.



El ciclo corre el riesgo de desvirtuarse, al igual que ocurriera con la también mítica "La Guerra de la Galaxias". Será un éxito de taquilla, eso seguro, pero a costa de estropear una historia que no necesitaba más añadidos. Fijense en la saga de George Lucas. Las tres primeras películas marcaron un antes y un después en la historia del cine. Sin embargo, al afamado productor se le ocurrió hacer una precuela de tres películas, y el resultado fue desastroso. Aunque un éxito de taquilla, el argumento dejaba mucho que desear, y sólo los fanáticos incondicionales de las películas resultaron contentos con el resultado. Y encima el bueno de George amenaza con realizar tres películas más... Esperemos que no nos vuelva a castigar de esa manera.

En conclusión, que alguien debería evitar que "El Hobbit" sea llevado al cine. Miedo da pensar en que puede acabar la adaptación del libro: una mezcla contínua de efectos especiales de siete horas de duración, que cosechará millonadas pero desvirtuará para siempre la esencia de "El Señor de los Anillos".

Cuando la música se convierte en arte

Que la música es una expresión artística nadie lo duda, y que hay piezas magistrales de la cultura popular tampoco se cuestiona, pero de vez en cuando surgen en un circuito que se aleja de lo tratado como comercial, de la producción seriada.

La cultura pop surge como la puesta en marcha de un producto de consumo masivo, fácil de digerir, y desde su llegada ha sido hegemónica en el mercado cultural de la música.

Esto ha conllevado a que toda canción o disco dentro de esta denominación, primeramente sea mirado como parte de una cadena industrial, un producto yermo a vistas de las élites….eso hace que surjan movimientos alternativos como la música indie, la contemporánea, la new wave….y en ellas se refugien piezas únicas como las de Yann Tiersen, Clint Mansell, Emir Kusturika, Goran Bregovich….destinadas para un público minoritario y selecto.

Pero no toda la música que se aleje de los circuitos comerciales debe ir destinada a un público menor. Hay música de masas, de llenar estadios que bien vale ser consideradas auténticas piezas de arte. Y es ahí donde sitúo el disco del que quiero hablar: The Resistance, de Muse.



The Resistance es una autentica Opera-Rock de grandes dimensiones cualitativas, en la línea de sus anteriores trabajos, donde no se ha avistado ni una pizca de falta de creatividad, reinventando el rock contemporáneo y cuidando el más mínimo detalle, desde las presentaciones en vivo hasta el cuidado estilismo de los discos.

Si viviéramos en otra época, Muse, con Matt Bellamy a la cabeza, serían comparados con las piezas más sobresalientes de Beethoven o Mozart. El barroquismo de sus tracks, de cuidada producción y sin tiempo para aburrir a aquel que se acerca a su música sin pretensiones merece esta comparación. Con discos que contienen canciones que van desde el subidón mas eléctrico a la canción más intimista. Desde letras de profunda lectura, algunas superficiales y otras de protestas sociales hasta tocar estilos tan variados como la música clásica, el metal, rock progressive, opera-rock…

El primer single (y la canción que abre el disco) Uprising, parece indicarnos un cierto giro hacia lo rompepista que se puede confirmar con el tercer track, Undisclosed Desires, más cercanos a la etapa oscura de Depeche Mode que lo hecho anteriormente por la banda. Pero una vez escuchado en su totalidad, nos deja con la misma sensación que la que produjeron con su anterior disco de estudio, Black Holes And Revelation y el primer single de dicho disco, Supermassive Black Hole, pero avanzando hacia la perfección, como demuestran en la opera rock que cierra el disco, Exogenesis, que supera a su antecesora estilística, el sobresaliente Knights Of Cydonia.



No me gustaría decir que este es el disco de la confirmación, puesto que cualquiera d elos anteriores podría haberlo sido, y viendo la progresión que va haciendo la banda afortunadamente todavía podemos esperar más de los de Devon

La discografía de Muse es la Biblia de la música, y su nuevo disco The Resistance es su peculiar apocalipsis.

Soñando despiertos


“¡¡¡Buenos días, princesa!!!”. Esa es la bienvenida a la vida que le da Guido Orefice a su mujer Dora cada mañana. Y son tan sólo esas tres palabras las que pueden hacer que un mal día se convierta en uno de los más inolvidables, de los que al recordarlos se te pinta sola una sonrisa en la cara.

Así es cómo, cuidando cada detalle que le rodea, consigue que las que las personas a las que quiere sean felices. Roberto Benigni afronta la realidad que le envuelve, que tuerce y retuerce su vida. Situados en Italia, unos años antes de que comience la Segunda Guerra Mundial y en pleno holocausto judío, Guido llega a un pequeño pueblo de la Toscana. Allí se enamora, y consigue enamorar a Dora, una profesora que estaba comprometida con el fascista Ferruccio. Y Guido y su familia son empujados por el cruel riachuelo de la vida, que aunque los sacuda una y otra vez no consigue volcarlos. Plantados en un campo de concentración, Guido hace lo imposible para que su pequeño hijo no sufra la terrible situación en la que se encuentran. Con humor, ingenio y un espíritu intransigente envidiable, el protagonista consigue envolver a su hijo en una burbuja que convierte una pesadilla en un juego infantil.

Galardonada y alabada por críticos de todos los países, La vida es bella ha conseguido enamorar hasta a los más detractores de Roberto Benigni. Habra quien diga que es una película poco realista, que no refleja realmente el drama y la crueldad a la que se sometian los reclusos del campo. Pero como bien recuerda el director, guionista y protagonista del film, se trata de una historia de amor, no de un documental histórico.

Siguiendo la trayectoria de este excelente director, podemos ver como existen en él mensajes que se manifiestan, de un modo u otro, en todas sus creaciones fílmicas. El poder del amor por encima de todo, como camino a la felicidad, queda patente en esta historia que demuestra que hay que mantener la esperanza y que ante las adversidades hay que continuar sonriendo. Todas las ideas que son tachadas como utópicas se hacen reales y posibles. Se convierten en verdad en el momento en que nosotros queramos que sea verdad. Así lo dice Schopenhauer en su obra El mundo como voluntad y como representación. Benigni, influenciado notablemente por este autor (pues lo menciona incluso durante la película mientras intenta conciliar el sueño) lo toma como base de su filosofía de vida: la voluntad del ser humano es, por encima de todo, la que crea las cosas y hace que existan.

La capacidad del cineasta para desdramatizar una historia horrible sólo por amor a su hijo es un ejemplo a seguir, aplicable en nuestro día a día. ¿Cuántas personas se quejan continuamente de la vida que llevan, de lo desgraciados que son? Guido se mantiene por encima de sus duras circunstancias.

La película consta de una genialidad y agudeza cinematográfica que sorprenden y divierten al más pintado. Secuencia tras secuencia se puede observar a unos intérpretes que bordan los papeles asignados y a una realización que trasmite calcada las ingeniosas ideas de Benigni. Cabe destacar el papel de Nicoletta Braschi, la actriz que hace de Dora. En otras películas como El monstruo también da brillo al papel que se le asigna de coporotagonista, en este caso, de detective que se tiene que ligar a un supuesto psicópata (Benigni) para detenerlo. También en El tigre y la nieve, a pesar de pasar gran parte del film en estado de coma, destaca por su gran capacidad de intérprete. Quizás sea el hecho de que en la realidad sea esposa de Roberto Benigni lo que haga que cada mirada, cada palabra que se crucen desprenda sensaciones casi palpables.

El primer detalle notable que muestra la metamorfosis Benigniana del horror al humor sería la ‘lista negra’ de clientes que realizan Guido y su hijo Josué como contrapartida a un cartel visto en un comercio que prohibía la entrada a judíos. “la lista de Guido”, que hace clara referencia a la lista de Schindler, prohibiendo la entrada a su librería a los visigodos y a las arañas, entre otros.

Con más o menos críticas negativas, todavía no conozco a nadie que no le haya dado (mínimo) un aprobado a esta espectacular película que no deja indiferente a nadie. Con un guión, diálogos y detalles perfectamente cuidados, Roberto Benigni muestra una vez más como se puede suplantar el vació de los efectos especiales y demás “gastos extra” en la producción con mensajes e ideas que son seguro más especiales que todos esos efectos juntos. Los aspectos formales y de producción están al mismo nivel que los valores que trasmite la película, tanto a nivel implícito como explicito.

El resultado final es una obra que difunde una filosofía de vida que podría marcar un antes y un después en la vida de los amantes del amor, que se quieran dejar impregnar por un humor que difunde y contagia a quienes rodea.

Música de usar y guardar



Hay ciertos grupos musicales que no es que te avergüences reconocer que te gustan…pero sabes que no puedes hacer una defensa acérrima de ellos… Puede que te guste el R&B, y dentro de él, afirmar sin reparos que te gustan las Destiny’s Child…incluso elaborar una tesis sobre las perspectivas artísticas de Beyonce y quedarte tan pancho… (ahora, si hablamos de Justin Timberlake….mantenlo en silencio). Pero sabes que existe cierta relación entre lo artístico y lo comercial.

Cuando descubrí a los Black Eyed Peas allá por el principio de la década, me vi ante un producto impecable de Hip Hop, R&B y rap, unos discos “puristas” (tanto el Behind The Front como el Bringing the Gap) comparables al sonido que hacen hoy dia los Gnarls Barkley, hechos con autenticidad, con personalidad, con estilo…

Con la llegada de Elephunk, y con él de los maxi hits Where is The Love y Shut Up, vi cierto retroceso en lo realizado en los anteriores, un edulcoramiento de la pureza negra conseguida, pero lo perdoné gracias al descubrimiento de Fergie, cuyas capacidades vocales se podrían haber debatido pero su presencia y energía lo justificaba todo.

Después, con Monkey Business, se confirmó lo mostrado en Elephunk, un empobrecimiento de letras y estilos pero que se compensaba con una mayor producción que dejaban al descubierto un producto impecable, listo para consumir y gustar.

Esta progresión también quedó plasmada en las ventas. De apenas el millón de copias que sumaban sus dos primeros discos hasta los 12 millones despachados de Monkey Business, repleto de colaboraciones estelares y canciones rompepistas.

Con la gira de este disco tuve la oportunidad de verlos en directo, y ciertamente, se les perdona cualquier desvio a lo comercial. Con una energía excepcional y un potente show, callaban todo tipo de críticas. Hasta la exuberante Fergie demostraba que no solo era una mujer cañón de portada, sino que sabia cantar muy decentemente y moverse aun mejor en el escenario haciendo las dos cosas a la vez (cosa que se agradece después de conocer los casos de Madonna y Britney en sus giras…)

Aun lo obvio de la estrategia comercial y por lo tanto, su venta a la industria, sería capaz de realizar una defensa considerable del grupo. Obvio que My Humps no es merecedora de estar junto a clásicos como los de Dylan, los Rolling o del estilo, pero es digna de escucha sin tener que hacerlo a escondidas.

Con su nuevo disco The E.N.D. (The Energy Never Dies), simplemente me quedo sin palabras… no de admiración desde luego. Tendría que hacer mas escuchas (como me pasó con el single Boom Boom Pow) para hacerme al oído, porque de las primeras la única conclusión que saco es que a Will.I.Am le han regalado un estudio con muuuchos sintetizadores y los ha querido probar todos, como cuando te regalaban de pequeño un piano casio y lo que más te gustaba de él no era tocar melodías clásicas, sino pulsar sin ton ni son sus teclas de sonidos predeterminados.




Ciertamente no es un mal disco, no tiene importantes bajadas (aunque tampoco subidas) de nivel cualitativo, pero se hace muy difícil de escuchar sentado tranquilamente en un sillón, ni siquiera se hace fácil escucharlo de un tirón si no estas de rave continua (las referencias a la fiesta son continuas hasta la saciedad).

Desde luego no se le puede reprochar un mal disco a los B.E.P. Con este han conseguido lo que ellos querían y los que otros tanto esperaban de ellos. Un disco facilón, muy bailable y enérgico y con algún que otro potente hits para sonar en todos lados, como el caso del I Gotta Feelin’, la canción perfecta para alcanzar el nº 1 mundial (y así ha sido) destinada a no ser reflexionada y a poner a todo el mundo a bailar en tiempos de crisis con la excelente producción de David Guetta.

Definitivamente definiría a los Black Eyed Peas como uno de tus mejores amigos borrachos. Lo quieres, lo aprecias, pero cuando te da la murga con tanto desfase borrachil prefieres alejarte de ellos un poco…o emborracharte a sus niveles para soportarlos y que te soporten.

Ojalá se fugasen de verdad...


Ya hablé en una entrada anterior de la crisis del cine español, y de cómo algunos directores intentan contrarrestarla con películas taquilleras que lo son gracias a sus argumentos insulsos, banales y discutiblemente aprovechables. "Fuga de cerebros" es una de las últimas pequeñas bazofias que nos ha dado el cine patrio.

Casi todo el mundo ha visto u oído hablar de "American Pie", esa comedia gamberra en la que un grupo de universitarios viven las situaciones más alocadas posibles en su afán por tener sexo. Puede gustar más o menos el género, pero la verdad es que es una saga ya mítica gracias a que está bien hecha. El argumento te sorprende una y otra vez. Nadie se espera lo que va a pasar y cada cosa que pasa vuelve a sorprender al espectador. Es la precursora de lo que muchos llaman "americanadas", pero bien hecha. Cumple su objetivo de comedia y te hace reir...

"Fuga de cerebros" es un intento de imitar esta película. Y ahí se queda, en un mero intento sin ningún éxito. Argumento facilón facilón, y muy predecible. Nadie se sorprende de las cosas que les ocurren a los personajes. El guión se va enrevesando cada vez más. Da la sensación de que los guionistas han empezado a escribir una parida tras otra y ha llegado un momento en que no sabían cómo salir del embrollo en que se habían metido.

Más que una película parece el primer capítulo de una serie de televisión pero en plan largo. Es normal. La ley del gobierno que obliga a las cadenas privadas a invertir en cine provoca estas cosas. Antena 3 ha continuado el estilo de sus series para adolescentes y jovenzuelos, y ha patrocinado una película llena de clichés y chistes fáciles que sólo pueden hacerte reir una vez. Porque esta película, vista por segunda vez, te darían ganas de ahorcarte.



La historia ya empieza mal. Cinco tíos, varios de ellos que ni siquiera saben hacer la O con un canuto, consiguen falsificar una carta de admisión para Oxford, donde estudia la chica de los sueños del protagonista. Ahí, como quien no quiere la cosa. Con el word... En cuanto aprenda un poco de inglés me hago una para ingresar en Hardvard, que no parece muy complicado.

Después, un chiste fácil tras otro. Que si el ciego que cruza la calle con el semáforo en rojo, que si el ciego pegándose golpes con todo lo que encuentra... El gitano estafando y vendiendo droga... Los padres de los españoles contando chistes de Chiquito de la Calzada... Una pesadilla de las peores.

La película tiene momentos incluso desagradables. Cuando el de la silla de ruedas lanza su bolsa de orina hacía uno de los ventiladores de la discoteca y todo el mundo se baña en ella... ¿A qué venía eso? Y lo de robar un pulmón del laboratorio para estudiar el sistema respiratorio... Al que se le ocurrió esa maravillosa idea deberían darle el premio Nobel a la estupidez. En resumen, un sucedaneo de las películas americanas de universitarios, que se queda en un triste intento de imitarlas, y cambia la "americanada" por algo mucho peor: una "españolada" con altas dosis de tontería y mal gusto.

Seguramente la chavalería se habrá quedado satisfecha con la película. Los protagonistas, Amaia Salamanca y Mario Casas, son los guaperas del momento por el que toda quinceañera suspira. Sólo por verlos habrá a quién le haya merecido la pena pagar la entrada. Yo no soy uno de esos, desde luego...

La edad de Oro del Indie Español

Hay ciertos panoramas de la música española que destacan o han destacado por su calidad, particularidad y peculiaridades respecto al resto de lo que conforma la generalidad.

Fue el caso de la creativa movida madrileña en los 80, donde lo underground se hacia música, la rumba catalana, que sacaba el flamenco de la línea de los puristas, el flamenco fusión de principios de milenio, que le dio una vuelta de tuerca al mismo estilo haciéndolo más canalla y accesible…



En el caso de finales de los noventa se dio un hervidero creativo en toda la geografía que hizo renacer al indie español, o al menos hacerlo masivo (aunque lo indie y lo masivo son conceptos que no ligan entre ellos).

Frente a un panorama elelectrónico (donde lo bakala de la mítica ruta dio paso al dance ibicenco), de imposición de música extranjera, donde las boy-girl bands dominaban las listas y el sonido teen se abría hueco abanderado por las princesitas Britney y Christina (que no hace falta decir lo rápido que crecieron…), en España comenzaron a abrirse paso bandas pequeñas, que se abrían paso en el mercado autoproduciendo sus propios discos o con pequeñas discográficas, que se movían entre conciertos en pequeñas salas y polígonos industriales….es la edad de oro del indie español.

El caso mas mediatico y de los más recordados es el de Dover, un grupo que empezó coproduciendo discos junto al sello independiente Subterfuge grabando en el garaje de las hermanas Llanos, y acabo firmando con la EMI tras vender más de medio millón de copias de su Devil Came To Me….poniendo el grunge, (muerto a la par que su promotor Kurt Cobain) en la primera línea y con acento español…. Una pena ver como han acabado vendiendo los ideales que los colocaron en la cima.

Otro de los promotores fueron los barceloneses Fresones Rebeldes, que gracias a su éxito Al Amanecer, hicieron establecer los patrones de lo que es el indie español de los noventa. Canciones divertidas, sin demasiada carga letrista pero con mucho colorido y melodías pegadizas, alejado de lo que hacían los Dover.

El listón lo mantuvieron dos grandes del indie español. La Buena Vida y Los Planetas, profundizando en sonidos más contemporaneos y letras con algo mas de pofundidad, pero no aptas para todo público. Adaptación que realizaron Los Piratas, que moldearon su sonido para hacerlo más accesible con grandes resultados como Promesas o Años 80.



Nosoträsh es el ejemplo femenino del auténtico indie. Con un single de éxito “Lloran mis muñecas”, “editan su disco Nadie Hablará de Nosoträsh” con una tirada mínima de cd’s que no volvieron a editar, quedándose en el circuito más intimo de la industria. Fórmula repetida por el grupo Meteosat, que incluso legarón mas lejos aún en la filosofía indie iniciando una campaña denominada “piratear mi disco”, con la intención de llegar al público sin someterse a la industria….curiosidad merece señalar que integrante de este grupo era Nacho Escolar, creador y director del diario Público, eminencia en el mundo de los blogs e hijo del director de 20 minutos.

Las miradas al indie brit también fueron sonadas en España, con grupos como Deviot, alcanzando la fama masiva con su tema “Wait Here” gracias a un anuncio sobresaliente de refrescos (mítico fue el lema….”Esto es ruido, yo hago música”), Undrop se aprovechó de la formula promocional que supone el mundo de la publicidad televisiva con la misma marca de refrescos y su éxito Train, Australian Blonde unió su Chup Chup al circuito nuevamente gracias a Pepsi y a la banda sonora de Historias del Kronen. The Killer Barbies pasearon por Europa su punk ochentero y grupos como Sidonie, Sexy Sadie y la peculiar Najwa Nimri hicieron de su música un filón en los festivales veraniegos.

Estos son solo varios ejemplos de que en España sabemos hacer buena música más allá del tópico latino y flamenco.

Guaperas para llenar salas


No es nada nuevo el tema de que el cine español está en crisis. Es tema recurrente cada vez que se hace un reportaje de cine. Las salas de cine se llenan de películas americanas, alguna inglesa o francesa, y una española como mucho. No interesa poner más películas, no producen beneficios, no atrae al gran público... Buena culpa la tienen algunos directores, que usan argumentos rancios y gastados ya, o no saben imprimir un buen ritmo a su historia.

También es trancesdental el tema del presupuesto. Los grandes estudios norteamericanos se han hecho de oro gracias a su monopolización del sector cinematográfico,y pueden gastarse millonadas de dolares en hacer una sóla película que puede luego resultar un fracaso. No pasa nada, en la próxima se juntan a Brad Pitt y George Cloney y taquillazo asegurado, aunque el argumento sea un gran "truño". En el cine español esto es impensable. Gastarse varios millones de euros en una sóla película puede suponer la hipoteca del futuro de la productora si la cinta no funciona. Por ello se ha instalado el "cutrerío" en las producciones patrias, con decorados normalitos tirando a malos en los que los actores se sienten incómodos. Y claro, la inmensa mayoría de la gente prefiere ver una buena explosión...

Sin embargo, el cine español está en crisis dependiendo de cómo lo veamos. En términos económicos está claro que sí. La producción de películas en nuestro país es un auténtico agujero negro por donde se escapan fondos (públicos sobre todo). La mayoría de ellas ni siquiera se llega a proyectar en las salas de cine, y acaban siendo el plato fuerte de la noche de los viernes en la 2 de Televisión Española.


Pero en términos argumentales, el cine español no tiene esa crísis de la que tanto se habla. Sí, las historias no atraen al gran público. No se llenan las salas de cine para ver la última creación de Garci. Sin embargo, sus historias humanas tienen mucha más calidad moral y argumental que casi todas las producciones americanas. Mientras éstas recurren a lo fácil: efectos especiales de quitar el hipo, los actores más guapos del momento y clichés fáciles. Éxito asegurado para el público que se traga cualquier cosa. El cine español por lo menos parecía estar a salvo de esto.

Hasta que han hecho aparición las última películas, que sí han sido éxitos de taquilla, pero a costa de traicionar el espíritu español. Los actores de las series de televisión, ídolos de las adolescentes por representar a quinceañeros cuando en realidad tienen 30 años, se han pasado a la gran pantalla trasladando su éxito a ésta. Pero no cambian su papel. Jóvenes alocados, que se ponen hasta arriba de drogas y no paran de "follar" durante todo el metraje mientras se fuman un porro o se meten una raya. Éxito asegurado de taquilla gracias a los cientos de miles de adolescentes aún no desarrolladas mentalmente y que pagan su entrada gustosas por ver el torso desnudo de Alejo Sauras o Hugo Silva. En términos económicos la cosa funciona... Pero en términos morales, ¿este tipo de películas sacará al cine español de la crisis, o lo hundirá más en otro típo de crísis más perjudicial, una crísis moral?



El problema del cine español es que sólo se lo ve en términos económicos. Pero tiene una seña de identidad muy importante, que lo hace especial. Aunque no llene salas de cine aportan mucho más a un verdadero cinéfilo que algo como "Terminator" o "Matrix". Sin embargo, algunos directores están prefiriendo abandonar el estilo característico y apostar por los taquillazos a base de argumentos facilones e insulsos, inundando las salas de cine de más bazofias, pero claro, esta vez con el sello español.

Noventerismo revisitado

Estamos a punto de iniciar una nueva década, lo que supone que las revisiones estilísticas, empeñadas en mirar décadas atrás de forma cíclica, se deben volver a cambiar… y ya se va notando.

Después de varios años donde la oleada ochentera ha sido continua (reediciones de discos de la movida madrileña, estilo desaliñado, musicales ambientados en dicha década, regresos de grupos como Tequila, vuelta a la mecanomanía…) parece que por fin le vamos a dar carpetazo a dicha década y habiéndonos librado de tener que volver a usar las hombreras infernales…

Pero la moda, imparable cuando se empeña en seguir unos patrones, va a continuar con el revisionismo y ya se atisba un aluvión de revivals noventeros.

La moda de volver al estilismo musical y a los reencuentros de viejas bandas de décadas pasadas no responde a algo aleatorio, sino a la manera que tienen las discográficas y los promotores musicales de hacer caja mediante la nostalgia que aflora a la generación veinteañera cercana a los treinta, generación con memoria musical y que aún invierten en conciertos y discos, encantados de que vuelvan a estar de moda los grupos que conformaron su infancia y adolescencia no tan lejana.
Es la llamada por las discográficas como la regla de los 15 años.

Y para ello, si restamos 15 años al actual, nos topamos en el pleno corazón de la década de los noventa, y para que a nadie le coja por sorpresa, ya son numerosos los reencuentros y reediciones programados para los próximos años, puesto que en la industria, nada es casual y poco se deja a la innovación y al riesgo en tiempos de crisis… Lo más rentable es la apuesta segura.



Ya están programadas la vuelta de bandas como Limp Bizkit, Jane’s Addiction y No Doubt, caramelitos para el apetito musical de la generación X, y los regresos de Rage Against The Machine y Portishead han llegado a más público del que disfrutaban en la pasada década, y pese a no tener un público de la más alta calidad, las boy bands también regresan, como lo hicieron los Take That hace escasos dos años y como prometen regresar el germen de grupos como Backstreet Boys, los mismísimos New Kids On The Block, menos ágiles, con menos pelo pero sin quererse perder la oportunidad de hacer caja.

En fin, no soy muy fan de seguir las modas, pero debo confesar que esta en concreto que se nos viene encima me apetece bastante…que pena que Kurt Cobain no esté entre nosotros…

El ego por bandera





Hace tiempo que Mel Gibson no hace películas ya. Se ha dedicado a labores de producción y dirección ahora. La verdad es que con mucho éxito, porque su última obra Apocalypto, es una pequeña maravilla de esas que el cine ofrece de vez en cuando. Lástima que su anterior film fuera una especie de propaganda religiosa dotada de grandes litros de sangre. Siento no poder definir de otra manera “La Pasión de Cristo”…

Lo mejor que podemos decir de que Gibson se haya pasado a la dirección es que ya no tenemos que verle más la cara en pantalla. Desde 2002 no hace una película digna de proyectarse en las salas de cine, afortunadamente. Precisamente ésta fue la que definitivamente le enterró como actor de grandes películas. “Cuando éramos soldados”, dirigida por Randall Wallace, es una de las peores películas bélicas que se recuerdan, y su protagonista tiene casi toda la culpa.

El que ve la película tiene la sensación de que el director sólo aparece en los títulos de crédito para aparentar que ha hecho algo. Toda la trama parece haber sido construida por Gibson para vanagloriarse, y de paso hundir su carrera. No es que lleve el peso del argumento. Es que es el único protagonista de toda la historia. El resto de personajes quedan relegados al papel de invitados en el enorme paseo por la gran pantalla del protagonista de otras películas que sí fueron buenas, como “Braveheart”.



Todo amante de películas bélicas conoce el estilo de estas. Normalmente hay un protagonista principal, cuya historia se va entrelazando con la de varios “héroes” que participan en la batalla o campaña de que trate el argumento. Sin embargo, cada vez que alguno de los soldados empieza a mostrarnos su capacidad de liderazgo, su compasión o su carisma, sólo transcurren unos minutos para que yazca en el suelo agonizando. Y entonces todo vuelve a estar como al principio y Gibson vuelve a tomar todo el protagonismo. Da la sensación de que éste da las directrices al director, y que cada vez que alguno de sus compañeros de reparto le hace sombra… ¡Bang!, lo elimina para volver a ser la única estrella en ese dudoso firmamento.

La película es también una muestra de la manera más rancia de hacer propaganda religiosa. Los primeros treinta minutos del metraje se podrían resumir en una sola frase: Mel Gibson reza. Y es que a esta vieja gloria le vale cualquier excusa en su papel del coronel Hal Moore para arrodillarse y ponerse a rezar en una especie de panfleto pro catolicismo. Y cuando parece que se ha acabado la caspa que emana Gibson con sus continuas plegarias, cuando ya están en pleno Vietnam combatiendo contra sus feroces enemigos… vuelta a empezar. Ahí tenemos otra vez al hombrecillo arrodillado y pidiendo a Dios que proteja a sus hombres. Curiosamente, con 2.000 vietnamitas disparando a mansalva y un blanco fácil de rodillas en el suelo, ninguna bala alcanza al bueno de Mel.



Otra de las cosas criticables es su exagerado patriotismo. Aunque ofrece pinceladas sobre los vietnamitas, la película ensalza una y otra vez la bondad de todos los soldados estadounidenses. Al contrario que en otras obras del género, como “Salvar al soldado Ryan”, donde se ve a un grupo de soldados jugando al póker con las placas de identificación de los caídos en combate, aquí no se banaliza con nada. Parece que todos los norteamericanos son unas hermanitas de la caridad, unas bellísimas personas que van a la guerra porque les obligan los “malos”. Se echa en falta historias reales, crudas, humanas.

Un punto a su favor es la antítesis que hace con las mujeres de los soldados. Esa muestra de cómo las esposas de los combatientes se enteraban de que sus maridos habían muerto a través de una carta entregada por un taxista empleado por el gobierno. Son unas pinceladas de humanismo en medio de tanto patriotismo barato y religiosidad mediocre a la que se le ve el plumero. Lástima que el resto del film no se contagie un poco de ese humanismo…

El poder del mercado latino

El próximo 15 de septiembre saldrá al mercado uno de los lanzamientos de la temporada más insólitos y cuanto menos curioso: El nuevo disco de la canadiense Nelly Furtado.

Así comentado la noticia no tiene mucho de que sorprender, supondría el cuarto lanzamiento de una cantante de éxito sin más, pero la curiosidad viene de que el disco será íntegramente cantado en castellano.

Mi Plan, (tal como se llamará el disco) se compone de 11 canciones, de las cuales ya se conocen tres de ellas; el primer single Manos al Aire, Bajo Otra Luz, donde participan Julieta Venegas y La Mala Rodríguez, y Mi Plan, junto al músico caribeño Alex Cuba.



Pese a que esta no ha sido la primera incursión en la música en español, (ya incluyó dos canciones en español en su anterior disco, tradujo varios de sus éxitos a esta lengua y ha colaborado hasta en tres ocasiones con el colombiano Juanes) sí que es la primera vez que saca material inédito en un disco completo cantando en nuestro idioma.

El lanzamiento parece arriesgado, puesto que su mercado potencial es el anglosajón, además de contrastar con una carrera exitosa pero llena de irregularidades estilísticas, como demuestra en cada uno de sus lanzamientos, desde los primeros, Whoa Nelly! Y Folklore, donde se acercaba a la música folk mezclada con el hip hop, el tercero, que daba un giro al R&B y ahora Mi Plan, donde abundan los ritmos latinos.

Pese a no ir dirigido a su público potencial, y asegurar la propia Nelly que la idea surge de su apetencia por cantar en español, la estrategia no es aleatoria, y es que en el mundo son 398 los hispanoparlantes. Si bien previsiblemente las ventas podrían verse considerablemente reducidas (después de las 10 millones de copias vendidas de Loose), Nelly se asegurará sacar tajada de un mercado aún por explotar dentro del saturado anglosajón, y si se asegura seguidores latinos, aunque no tenga ventas millonarias, sí que le reportará notable éxito a la hora de emprender giras, promoción, proyección mundial etc.

No se puede hablar de moda de lo hispano, puesto que este ha sido desde siempre un mercado apetitoso para toda compañía distribuidora. Respecto a lo discográfico, que es lo que nos interesa, son muchos los grupos y solistas que se han aventurado a traducir sus éxitos al idioma cervantino… ABBA sonaba a Mocedades gracias a traducciones de éxitos como Chiquitita y Fernando, pero se aseguraron el pasar del tarareo del español medio al éxito en los karaokes ochenteros, Roxette sonaba más estridente con su disco Baladas en Español (original título), Madonna a Melanie Griffith con las traducciones de You’ll See (Verás) y What It Feels Like For A Girl (Lo que Siente la Mujer) y lo de Beyonce con sus traducciones de If I Were a Boy (Si Fuera un Chico), Irremplaceable (Irremplazable), Listen (Oye) y Halo (Halo), directamente no tiene nombre…Pero en todos estos casos la jugada les ha salido redonda, ahorrando en medios promocionales y ganándose las simpatías del mundo latino (lo que supone más venta en estos países y llenos en los conciertos que visiten países de habla española).



Pero los pasos definitivos lo dieron otros artistas como Jennifer López, que pese a su indudable sangre latina, triunfó en el mercado anglo mezclando discos en inglés con éxitos en español, convirtiéndose en la abanderada del mundo latino en EE.UU. o Christina Aguilera, que en pleno éxito en sus inicios, sacó un disco íntegro en español de excelente producción y pronunciación, todo sea dicho…

El público español ciertamente no pide a gritos traducciones de sus canciones favoritas, pero al menos si se sigue esta tendencia, nuestros cantante no se tendrán que vender a la primera de cambio pasándose al inglés como ya lo hicieran Gloria Estefan, Shakira y otros tantos.

Cuando el cine se hace tedio




Me sorprende ver las buenas críticas que recibe la última película de Johny Deep y Michael Mann, "Enemigos públicos". Todos los críticos hablan de su buena puesta en escena, su forma de revivir 1933 como si estuviésemos inmersos en dicha época, el impresionante papel que realiza su protagonista...

Deep encarna a John Dillinger, famoso atracador de la época de la Gran Depresión en los Estados Unidos que se convirtió en una especie de héroe de la población robando bancos como el que se come un yogurt. La caracterización del protagonista con su homólogo real es tremenda. Sólo hay que entrar en la famosa wikipedia y observar su foto para estremecerse del tremendo parecido que hay entre ellos. La historia que nos intenta contar Mann tampoco desmerece. Intereses políticos, medios de comunicación ensalzando a los atracadores, mecanismos policiales predecesores del mismísimo CSI de Grissom...

¿Donde está el problema de esta película? Principalmente, el mayor error es su monumental lentitud. El film se hace en algunos tramos tan lento y tan tedioso que hace desesperarse al espectador y le produce un deseo casi irrefrenable de salir corriendo de la sala del cine y ver un capítulo de "Física o Química" o sin "Tetas no hay paráiso" para contrarrestar una trama tan densa.


El segundo, uno de los grandes problemas de la historia del cine. No se sabe por qué razón, pero casi todas las películas acaban teniendo una historia de amor. Da igual que ésta no encaje en la trama ni con Loctite 3 Super Concentrado desarrollado por la NASA para ensamblar las piezas de una nave que tiene que viajar fuera de la Vía Láctea. Ahí está el dichoso romance que desbarata toda la esencia de la película. ¿Pero por qué una película de atracadores de los años 30 se convierte en un melodrama sentimental? Supongo que intentarán captar al público femenino, porque sino no encuentro otra razón...


El tercer problema es que la película se centra casi y exclusivamente en dos personajes: Dillinger y su persecutor, Melvin Purvis (interpretado por Cristian Bale). El espectador acaba hastiado de ver una y otra vez a Johny Deep en la pantalla. De primer plano se pasa a plano general, que vuelve a primer plano para luego meter un primerísimo primer plano. Así una y otra vez... Si la cámara desgastara, Johny Deep hubiera quedado reducido al tamaño de una pulga. El público acaba aburriéndose de su actuación y no desea otra cosa que lo cosas a balazos de una vez, porque parece no haber otra manera de que la tortura termine. Por su parte, el agente del FBI Melvin Purvis es el típico policía duro de todas las películas de acción. Su papel consiste en poner una y otra vez cara de incorruptible y de tío duro al que nada le afecta. Su encuentro frente a frente con su Némesis cuando logra detener a este en una parte de la película simplemente se podría haber ahorrado. Ver al impertérrito Deep delante de esta especie de muñeco de cera con pretensiones de actor simplemente resulta patético.

Por último, a la historia le sobra ambientación y le falta datos reales. El director se ha afanado en conseguir un realismo en la escena impresionante, con coches antiguos, trajes de la época, los fotógrafos con sus cámaras que necesitaban fósforo para iluminar las escenas… Todo impresionante. Sin embargo, al espectador no se le dice que coyuntura económica, social y política había en esos años. Se pierde una ocasión inmejorable de instruir un poco a la población. Si tan sólo veinte minutos de los que se emplean en que Deep salga en pantalla sólo para aburrir al público se usaran para aportar datos que ayudasen a los cinéfilos a comprender la historia de aquellos días hubiera salido como resultado una película mucho más aceptable. Sin embargo, al que vea esta película no le quedará mas remedio que acudir después a la enciclopedia más cercana para poder enterarse de la situación en aquellos años.

En resumen, una película con muchas pretensiones, pero que peca de ambición. Johny Deep hace que se salve un poco con su carisma innato y su expresión imperturbable, pero su sobreexposición a los focos hace que también acabe cayendo por llevar todo el peso de la trama. Una buena oportunidad perdida para mostrar al público lo difíciles que eran los años 30 en los convulsos Estados Unidos.

Chandalismo Ilustrado

Hay una cosa que me mosquea de la música…y es la mitificación, lo sagrado, lo intocable…. Es bien cierto que los Beatles son muy buenos, que Elvis hacia autentico Rock ‘nd Roll, que la música negra tiene su esplendor con el sonido Motown….pero la música es cuestión de gustos, y en cuestión de gustos todo es debatible.

He decidido titular esta entrada como el disco de Gecko Turner porque me parece una definición muy acertada de esa clase de personas, que con dar dos apuntes universales sobre música o cualquier otro tema ya se creen capaces de ser críticos o despectivos frente a otras posturas….

“Yesterday es el mejor tema de la historia”, “Como Imagine no se podrá jamás hacer otra canción”… No pongo en duda lo histórico de ambas canciones pero hombre, ya es hora de hacer una revisión más profunda de los clásicos y de la historia de la música que vaya más allá de los de Liverpool…es como si pretendiéramos que en la historia de España exclusivamente estudiáramos la época de los Reyes Católicos, como si nada más se hubiese hecho… Es más…que estoy calentito….a mi Yesterday me parece la canción más sencilla e insulsa que se haya hecho jamás, sin apenas acordes….¿Merezco la guillotina?




Hombre, al Cesar lo que es del Cesar….grandes canciones tienen los Beatles…y resultaría muy ofensible compararlos con cualquier composición de los Backstreet Boys por ejemplo… pero recomiendo que se vaya mas allá de lo que marcan las listas y se bucee en grandes grupos que no tiene el respaldo masivo de la industria, podría dar nombres…pero tampoco soy un gurú de la música como para, al menos intentar imponer un criterio…pero tan solo así se puede tener una visión más critica que la que te concede el simple hecho de afirmar que los Beatles es el mejor grupo de la historia…

Siguiendo con los Fab Four…(perdonad el cebamiento pero tantas décadas de elogios bien merecen unos cuantos párrafos críticos….) tuvieron la suerte de Lady Di (disculpen la frivolidad), esto es retirarse en el momento exacto, en el momento de la mitificación….¿Que hubiese sido de los Beatles de seguir en activo unas cantas décadas más? Quizás hubiesen llegado al nivel de los Rolling, pero repasando las carreras en solitario de los cuatro se deja el asunto en torno a la duda…

La fórmula radicaba en el tándem Lennon-McCartney, dos grandes compositores…De Lennon prefiero no hablar porque su trayectoria musical supera el ámbito meramente artístico y demasiada trágica fue su partida… Pero de McCartney…desde la ruptura allá por el 70 ha seguido componiendo y sacando discos con bastante irregularidad respecto a la calidad de sus compsosiciones….y pocos grandes éxitos ha dejado desde entonces….simplemente se ha limitado a vivir de las rentas multimillonarias de su paso por los Beatles… De Ringo Starr decir que ha sido tan segundón después de los Beatles como ya lo era dentro de ellos (¿Alguien se atrevería a calificar a Yellow Submarine como un clásico insuperable?). Y de George Harrison solo decir que su mayor éxito, My Sweet Lord, suena a canción salesiana…

En fin, que cada uno critique, escuche y debata sobre lo que quiera…pero al igual que al periodista se le pide bases y documentación, en la música hay vida más allá de los 60.

Cambiando risas por lágrimas...


Joel Barish (Jim Carrey) es un joven complejo que tras encontrar el amor y llegar al momento en que este comienza a apagarse, recibe un mazazo que podría acabar convirtiéndose en una segunda oportunidad. Clementine (excepcionalmente interpretada por una inspiradora Kate Winslet) es la típica novia “freak” que aparece por sorpresa y cambia la vida de todo hombre. Cuando la relación empieza a derrumbarse, la susodicha, conducida por sus impulsos cotidianos, decide acudir a una nueva clínica con un tratamiento novedoso, en la que borran todos los recuerdos que tiene de Joel. Éste, al enterarse, responde con la misma moneda, sin embargo, la mente es poderosa, y hay imágenes que no quieren ser borradas.

Michel Gondry, ex músico punk galo y director de videoclips (Bjork, Kylie Minogue), usa hilo dorado para bordar el que es su segundo largometraje como director, tras la también fulminante “Human Nature”. Cuenta una vez más en el guión con unos de los más brillantes escritores cinematográficos, el “anticlichetista” Charlie Kaufman(“Cómo ser John Malkovich”, “Adaptation” o “Confesiones de una mente peligrosa”) quien gusta de trabajar con otros directores de videoclips como Spike Jonze para darle ese toque de realismo dentro de surrealismo a sus guiones. El montaje de Valdís Oskardótirr, una fotografía sensible a la vez que explicativa y la estremecedora y suave banda sonora, completan la parte trasera de esta película que ningún amante del buen cine se puede perder.

El reparto secundario cuenta con un elenco de actores que incluso en papeles no protagonistas saben brillar con luz propia. Tom Wilkinson en el rol de Director de la clínica e inventor del método de olvido, Kirsten Dunst, ayudante y primera en experimentar tal sacrilegio, y Elijah Wood y Mark Buffalo como ayudantes de Wilkinson convierten la obra en un reflejo nada convencional y sin embargo exacto de lo que es el amor, y la vida.

Un guión, dirección y reparto de tal calibre, de cualquier modo, no sería sobresaliente sin un protagonista que diese la talla. Esta es sin duda hasta el momento, la mejor interpretación del actor Jim Carrey. El cómico deja el slapstick de “La máscara” o “Mentiroso compulsivo” y las carantoñas a las que nos tiene acostumbrados, para demostrar que su papel en “El show de Truman” no fue más que una muestra de todo el potencial que tiene este actor al que la mala crítica y los clichés, habían encasillado como humorístico sin ofrecerle guiones a los que pudiera sacar provecho.

Carrey, cuenta en el guión de Kaufman con un papel crucial. Es el héroe y a la vez el antihéroe; recordemos que Charlie huye en sus guiones de todo lo cotidiano, de las ñoñerías y por el contrario acaba presentando los sucesos tal y como son. A través de Jim, muestra las relaciones personales desde los más profundo, del primer encuentro a la desilusión y desesperanza, pasando por el conocimiento mutuo, las alegrías y las penas, los desencuentros de cualquier pareja y finalmente, como ocurre a veces o como debería ocurrir, cuando tras todo eso nos damos cuenta de cómo podría ser todo si viésemos lo que hacemos mal desde fuera y lo que nos llevó a tantos errores absurdos, para poder solventarlos.
Tras la máscara de Joel, el actor transmite desesperación, tragedia, esperanza y una abrumadora carga de capacidad de cambio humano y amor. En su recorrido durante la película interpreta tantas facetas en un solo rol que llega a asfixiarte dulcemente , necesitando más, más de ese caos que finalmente y gracias a la genialidad de director y guionista siempre tiene total y absoluta coherencia.

Un personaje que al principio del film llega a exasperarnos y caernos mal, que parece un poco tonto, acaba mostrando y de-mostrando lo más bello de toda relación y lo posible de todas ellas. Carrey acaricia con su exagerada inocencia, encandila cuando se deja llevar por el mundo de Clementine y permite que le enloquezca, y enamora cuando es capaz de cambiar radicalmente, reflexiona sobre lo ocurrido durante su noviazgo y se entrega, cogiendo el corazón con mano firme y apuñalando lo malo que a veces tiene la razón. En definitiva, destruye lo malo de las comedias románticas y sus protagonistas, descuartiza la eterna sonrisa de actores de este género como Hugh Grant y se burla de los convencionalismos a través de algo tan convencional como es el amor.

Jim se aleja definitivamente del rol de actor cómico para dejar patente que sólo acaba de empezar a mostrar todo lo que puede dar y que es un diamante bien pulido, que poco a poco y gracias a las oportunidades de serios directores y guionistas empieza a florecer y a callar las bocas de aquellos que sólo sabían ver en él excesivas gesticulaciones, vocecitas y caras raras.

“Eternal Sunshine of the Spotlless Mind” (título original de la película sacado de un texto del poeta Alexander Pope) es por el momento el mejor trabajo de este actor cuya carrera, digamos, acaba de empezar.

A la SGAE no le hacen falta amigos

La imagen de empresa es uno de los mayores aspectos a cuidar por ciertos organismos.

Más aún cuando estos organismos son de carácter recaudatorio…en fin, a todos cuesta destinar parte de los ingresos a Hacienda, pero esta se preocupa al menos por hacernos pensar que el dinero destinado pasa a formar parte de proyectos que benefician al común de los ciudadanos españoles (“Hacienda somos todos”). Pero ¿Qué ocurre cuando una empresa destinada a recaudar da la impresión que solo lo hace para engrosar las arcas de una minoría? Esta es la sensación que causa en una gran mayoría la llamada Sociedad General de Autores Españoles (SGAE).

La SGAE se declara abanderada de la cultura española, protectora y salvaguarda de esta, pero lejos de hacer una promoción beneficiosa, solo da la sensación de robarnos nuestro dinero para invertirse en las mansiones y los cochazos de los “autores españoles”.

Esta impresión se debe a las últimas acciones emprendidas por este colectivo, poco representativo de la cultura española, todo sea dicho. A lo único que se ha encargado este organismo en los últimos años ha sido a recaudar a toda costa, primero con la invención de un canon abusivo que agrava todos los soportes electrónicos y digitales sin excepción, debido a una presunción de que estos van a ser usados en pro de la piratería, y más tarde con una serie de acciones por las cuales han sido duramente criticados.



Pero a los miembros de la SGAE poco les importa. Poco les importa si se realiza un concierto benéfico para recaudar fondos destinados a tratar la enfermedad de un niño afectado por el síndrome de Alexander, si un grupo teatral de discapacitados forma obras “protegidas intelectualmente”, si en las fiestas populares de pueblos como Fuente Obejuna o Zalamea La Real se organizan montajes teatrales de obras populares de dominio público y sin ánimo de lucro…ellos quieren sacar tajada y piden su trozo de pastel a toda costa, sin ningún escrúpulo por sus partes si con ello consiguen que se cancelen estos eventos “ilegales” (para ellos eso no es cultura, es mercaderia)…

Y es que una empresa de carácter cultural debería encargarse de promoverla. Pero no se conoce por parte de la SGAE el montaje de obras, la organización de conciertos, promoción de festivales etc, solo las cantidades que se deben pagar, a quienes o a qué no importa. No importa que en tu boda pongas música, que en las fiestas de tu pueblo suene el último éxito de las listas, que se realice a nivel local y sin ánimo de lucro montajes teatrales…para ellos eso no es cultura, es ilegalidad.

La pregunta que yo al menos me hago al respecto es ¿Quién les autoriza a cobrar por algo que su autor ni siquiera exige? ¿Quién les puso en el cargo? Porque esa es otra, la composición de la cúpula de la SGAE es del todo curiosa, capitaneada por gente como Teddy Bautista o Ramoncín, que en sus tiempos fueron abanderados del underground y ahora, tras una carrera musical totalmente muerta y fracasada, se convierten en despiadados empresarios.

¿Y qué decir de algunos de sus socios? Alejandro Sanz, al que se le llena la boca a la hora de hablar de la promoción de la música española, no duda de reclamar el cobro por los derechos de autor de sus canciones, declarando lo necesario de esta medida para proteger a la industria y a los músicos…mientras con ello amplia sus mansiones y en cambio ni siquiera tiene cuentas en el estado español (para cobrar si es español, pero para pagar…). Hablan de ayudar al que empieza con una carrera musical pero no se conocen ayudas para los músicos noveles, los cuales ni siquiera son socios y abogan por la promoción por internet (causa salvajemente criticada por la SGAE) para darse a conocer…Aquí solo cobra el espabilado y el que amasa fortunas.

¿Cara o cruz?



“Match Point” muestra hasta que punto puede influir la suerte en nuestras vidas. Hace ver cómo nuestra existencia puede cambiar, por mucho que se planifique, con un simple golpe de suerte. El azar es el eje vertebrador de toda esta historia, en la que Woody Allen deja ver en cada momento y en cada detalle del film que la suerte ha sido la encargada de que todo esté tal y como está.

Todo comienza cuando un joven excampeón de tenis entra en contacto con la élite londinense y, rodeado por la buena sociedad, con empleo fijo y un nivel de vida asegurado, hace todo lo posible por mantener su estatus social. El brillante proyecto de Woody Allen asemeja metafóricamente la vida con una partida de tenis, sin más. Donde ganar o perder depende de si la pelota roza -o no- la red, sin más. El excelente director y guionista de este denominado cine de autor cuestiona de este modo la suerte, definiéndola como una delgada línea que separa la victoria de la derrota en un simple partido de tenis. O lo que es lo mismo, separa el éxito del fracaso en la partida de la vida. La historia va adquiriendo un tono cada vez más dramático, donde el joven protagonista se debate entre dos mujeres hasta encerrarse en un callejón del que sólo podrá salir tomando decisiones drásticas y desesperadas. Y mientras tanto, la suerte aparece siempre fondo, como una constante que no deja claro de parte de quien estará durante su partida. El guión aquí juega un papel fundamental, pues consigue que el espectador empatize con todos los personajes.
Woody Allen, a pesar de cambiar de un modo radical el enfoque de sus obras, sigue cubriendo sus características que personalizan todas sus obras. Aprovecha la ascensión social del joven tenista para reflexionar acerca de sus temas habituales, que pueblan todas sus producciones. Estos son, por ejemplo, la pareja, la infidelidad, la muerte o el sentimiento de culpa. Match Point, a pesar de las críticas negativas que recibe, es una de las joyas de este director, heredera de sus formas y temas propios del mismo. Eso si, como innovación introduce cambios que refrescan su estilo, lo cual le viene bien tras treinta y cuatro películas, escritas a una velocidad de film por año. Entre ellos destaca el cambio radical de escenario, pasando de Nueva York (ciudad a la que nos tenia acostumbrados) a Londres. Rompe su fidelidad al jazz, abandonándolo por una selección de temas de ópera que resaltan el carácter trágico de la película. Además, el no interviene en su película como protagonista, cediendo los papeles a Scarlett Johansson y Jonathan Rhys Meyers, protagonistas principales. El reparto con el que cuenta la película es inmejorable. De nacionalidad anglosajona en su mayoría, representan el ambiente y las figuras de las altas clases inglesas. Entre ellos, destaca el papel de la joven Scarlett Johansson, quien representa a la perfección a la típica amante desquiciada e histérica. Mezcla de misterio, vulgaridad y calidez que se esconden bajo una belleza clásica, una mujer fatal.
Escenarios, fotografía y planos inmejorables. Los actores encajan con los personajes hasta el punto de crear unos diálogos cuyas palabras y silencios sugieren mucho más de lo que cuentan a simple vista. Esconden un trasfondo que, al igual que el hilo narrativo de la película, se mantiene oculto pero perenne bajo el guión principal.
No hace falta conocer mucho acerca del autor para comprender las relaciones que existen entre esta película y otras de su filmografía. Por un lado, este film nos remite automáticamente a “Delitos y faltas”, otra obra maestra donde también hay una ex-amante que amenaza con alterar la equilibrada vida personal y social del protagonista. De igual modo se viene a la cabeza la película “Misterioso asesinato en Matan”, por sus toques de cine clásico policiaco y de misterio.

Durante la película, el protagonista se reencuentra con un joven amigo, que hace de terapeuta para que el joven se desahogue. Es un recurso muy común, pero acertado, para conseguir que el protagonista saque sus pensamientos y sus dudas internas, como si estuviera hablando con su ‘yo interior’, con su propia conciencia. Con él se debate el dejar todo lo que posee por amor, reflexión que siempre sale de un modo u otro en las obras de Woody Allen.

La metáfora de la partida de tenis se ve reflejada a lo largo de las dos horas de película. Éste es uno de los mensajes principales que se pretenden transmitir: el por qué inexplicable de que la suerte vaya siempre para el mismo jugador. El protagonista de la película, pese a todas las peripecias que hace, siempre va acompañado de esa suerte que lo rescata de todas las situaciones que le ‘tuercen’ la vida. Esto hecha por tierra todo el sacrificio, el esfuerzo o el trabajo que uno emplea para llegar a conseguir lo que desea, para ser lo que siempre ha aspirado a ser. Es algo que se escapa de la voluntad de la persona. Y esta reflexión es aplicable a nuestra vida personal, del mismo modo que muchas personas se podrían identificar además con el protagonista en tanto a su actitud de conformismo, de aceptación de la realidad por simple comodidad. El papel de Rhys Meyers muestra como el ser humano es capaz de aceptar la realidad que rechaza y de la que realmente desea escapar, por causas tan vacías el conservar los valores materiales –como es el caso de la película- o por miedo a enfrentarse a otra realidad.

Los detractores de Woody Allen no podrán hacer sombra a semejante obra que, además de tener una producción y guión excelentes, invita a la reflexión y profundiza en valores que estan presentes en nuestro día a día.

miércoles

Viajes musicales: Canadá

El mercado musical está repleto de artistas anglosajones, y el inglés es sin duda el idioma oficial de los charts. Es por ello por lo que a todo artista de fama internacional se le intenta encuadrar antes de conocer su procedencia en EE.UU. o en Gran Bretaña a lo sumo, los dos grandes productores del entretenimiento musical.

Por esta razón, sorprende cuando en un país ajeno a estos dos, se produce un conglomerado de artistas con grandes cotas de ventas, situando a su país en el mapa musical mundial.

Uno de los mayores países productores de revientalistas resulta Canadá. Este apacible y discreto país ha dado como frutos a importantes artistas que han roto records de ventas, y fue un importante hervidero sobre todo a mediados de los noventa gracias a artistas como Alanis Morissette o Shania Twain.



Y es que el caso concreto de estas dos artistas es muy significativo, ya que ambas ostentan importantes records en el mundo de la industria.

En el caso de Alanis, colocó a su Jagged Little Pill de 1995 como el disco de debut más vendido de la historia, con 30 millones de copias repartidas por toda la geografía mundial y quedándose en el número 10 dentro del ranking de los más vendidos de la historia, gracias a éxitos colectivos como el tarareable Ironic, el potente You Oughta Know y la apacible y sencilla Hand In My Pocket, mezclando estilos que van de la balada más profunda, al hit rockero con una seña de identidad como son sus gorgoritos y desafinos impecables (amén de su larguísima melena)

A este disco de record solo le pudo hacer frente el de otra compatriota, la susodicha Shania Twain, la que unos pocos años más tarde, a finales de 1997, lanzó su tercer álbum, Come On Over, con el cual se convirtió en el disco más vendido por una artista femenina (quitándole el puesto a Alanis), en el 8º más vendido de la historia y en el álbum de country mas distribuido, todo ello gracias a las 37 millones de copias vendidas.



Por si a Canadá le sobraran records con estas dos artistas, hay que añadir uno más, ganado en el difícil terreno estadounidense, y es que el disco Falling Into You, de la cantante de Quebec Celine Dion, lanzado en esta plena ola de imbatibilidad canadiense (1996), es el disco que más tiempo ha permanecido en el número uno de la lista Billboard junto al Thriller de Michael Jackson y el omnipresente Jagged Little Pill de nuevo, y su disco en francés D’eux, es el más vendido de la historia en este idioma.

Ciertamente Canadá vivió su era dorada musicalmente en los noventa con estas artistas, pero ya venía de una larga tradición de artistas de los que destacar al reputado cantautor Leonard Cohen y a reconocible Brian Adams, y ya en el nuevo siglo, se renovó la plantilla con artistas como Michelle Branch, Avril Lavigne, alternativa ¿punk? A la explosión teens de finales de los 90 y por último Nelly Furtado, destinada a seguir la tradición rompelistas de este país.

La historia de un comienzo



La historia se sitúa en 1952 cuando un joven, cuyas inquietudes superaban su interés por terminar la carrera de medicina, se lanzo impulsivamente con su amigo Alberto Granado a recorrer y explorar gran parte de América Latina. Ernesto Guevara de la Serna, un chico normal, amante del fútbol, asmático y procedente de una familia burguesa acomodada acabaría convirtiéndose años más tarde en todo un mito, en un modelo a seguir entre los jóvenes más revolucionarios. En este viaje que se prolongó durante siete meses, el joven tomó conciencia de la crítica situación en la que encontraba su continente, y en apenas quince años ya entregaba su vida, como una continuación de esa lucha por la libertad, convertida en su lucha.

Por desgracia, la historia termina con lo que será tan sólo el comienzo de este gran luchador de su época, de este defensor de los derechos de su pueblo. Walter Salles, director del film parece también tener presente esa conciencia de necesidad de cambio de su país, Brasil, y, en consecuencia, de su continente centro y suramericano. En sus otros trabajos como productor o director, tales como Midnight, Estación Central de Brasil, o Ciudad de Dios deja patente su capacidad de autor crítico y con una gran conciencia social. En este caso cuenta con la colaboración de ayudantes extranjeros, tales como Robert Redford entre otros.

El director, para realizar su guión se basa en los escritos que acompañaban y atestiguaban los viajes y experiencias de estos dos jóvenes aventureros. De este modo se ha evitado caer en la exageración y excesiva admiración que suele rodear las biografías de personajes que se convierten en puro éxito y puro mito. Narra de la forma más fiel y sencilla posible cómo estos dos chicos fueron poco a poco descubriendo una dura realidad que más adelante necesitaron profundamente cambiar.
Esta película puede considerarse todo un acierto. Con aires de documental y una fotografía inmejorable, consigue plasmar a la perfección los paisajes de estas tierras americanas, hasta el punto de sentir casi el sol filtrándose entre los frondosos árboles de las cordilleras, los cantes de los campesinos, los baches de las carreteras mientras avanzan por desiertos interminables.

En mi opinión, es importante el que se respete la veracidad de los hechos. Que se conserven y se valoren sus “notas de viaje” de un modo integro y con el orden y detalles que el argentino revolucionario plasmaba en su libreta, sin tener conciencia de las repercusiones que tendría luego todo aquello. Es muy interesante ver como se alternan las dos facetas de los protagonistas. Por un lado, el carácter aventurero y picaresco que llenaba de vida y marcha a los chicos. Por otro, el impacto que supone ver pobreza, miseria, enfermedades e injusticias allá por donde vayan. Se alternan las anécdotas de tal modo que el espectador queda enganchado, entre sonrisas y caras estremecidas, durante los 126 minutos de película. Tambien entra en juego la entrañable belleza de estos abandonados pueblos, tan solidarios y entregados, unidos por el estrecho lazo de la lucha.
Considero fundamental el papel de Alberto Granado, que, junto con Gael García Bernal hacen de X e Y, de contrapunto crítico y necesario en el desarrollo de la historia. En ocasiones choca con el protagonista principal en cuanto a decisiones tanto personales como de involucrarse en el entorno, ya que el joven Ernesto es incapaz de observar una injusticia o enfermedad sin involucrarse y ayudar. Existe una gran complicidad entre ambos que hace que el espectador disfrute hasta de la amistad que les une.

El concienciado director Salles mantiene siempre el lado más humano de sus protagonistas. Muestra un sin fin de caras de su querida Latinoamérica, haciendo ver además que a pesar de los años de revolución y muerte por un continente más justo la situación no ha variado mucho.



Tras finalizar la película, que deja al espectador con la miel en los labios, uno se puede hacer a la idea de cómo será la continuación. Da las pistas necesarias para que se pueda crear un retrato del futuro líder de la revolución. Hace comprender mucho mejor las leyendas e historias que circulan a día de hoy del guerrillero y combatiente Ernesto Guevara de la Serna.


Y acabo recomendando abiertamente esta película, que considero básica en la filmoteca de cualquier persona, sea cual sea su ideología. Se trata de una gran obra que no ensalza la personalidad del combativo Guevara, lo muestra tal cual es, como un chico joven que seguramente por aquel entonces no se podía imaginar que cincuenta años más tarde su rostro estaría en camisetas de miles de jóvenes que le admiran.

El Rock no entiende de edades

La música va rompiendo cada vez más las barreras generacionales. Si en otros años tu padre le ponía la música de los Rolling Stones a tu abuela y esta la calificaba de satánica, de la igual forma que ocurre con tu madre cuando le pones Marilyn Manson, en la actualidad la tendencia gira en torno a que varias generaciones disfruten de la misma música, al menos en casos concretos.

Siempre ha existido cierto conflicto en que si la música de mi época era mejor que la de ahora, que si ahora no se hace buena música….en algunos casos unos estarían en lo cierto y otros no, todo visto subjetivamente. Pero la educación musical que se va teniendo con los pasos de los años hace que disfruten igual abuelos, padres e hijos de un concierto de Bruce Springsteen, que puedas ir a un concierto de Madonna con tu madre, la misma que años atrás la calificaba como esa fulana de tres al cuarto, al menos por disfrutar del espectáculo aunque en ocasiones se obvie la música, que padres e hijos compartan el gusto por las piernas de Beyonce igual que por las de Tina Turner, aunque esta sume ya 69 años…



Pero parte de este compartir generacional no es solo cosa de la educación musical de cada generación, sino también es cosa del reinventar de los artistas musicales. Si Cher no hubiese cambiado la música de salón por los sintetizadores no hubiese tenido su mayor éxito musical con Believe, si Madonna no hubiese apostado por la electrónica dance en Ray Of Light, seguiría con los mismos fans de los que podría disfrutar ahora Rick Astley, si Tom Jones no se hubiese atrevido a aliarse con un dj europeo para crear el Sex Bomb ahora se le conocería como aquel que animaba a nuestros padres en los guateques…

También es cierto que no hace falta enchufarse a un sintetizador para mantener y ganar adeptos…ya que hay quien se adapta y se mantiene y otros que casi mueren en el intento. Caso de U2, que siguiendo no se qué demoledora estrategia de marketing o creyéndose gurús de la música, afirmaron a mediados de los 90 que el rock ha muerto, acompañando la “gloriosa” declaración con Pop, su peor disco hasta el momento, demasiado saturado de sintetizadores y electrónica de bajo nivel…Tuvieron que sacar un disco fiel a sus raíces (All That You Can’t Leave Behind) con guitarras, bajos y sin pretensiones para recuperar la credibilidad y tragarse sus palabras.

Y otros que continúan con el suma y sigue manteniendo la misma fórmula (cuando algo funciona, ¿Para que cambiarlo?), como es el caso de Bruce Springsteen, que con su banda de siempre (la inconfundible E Street Band), disco a disco mantienen la frescura del Boss mas autentico de principio de los 80. O los Rolling Stones, que ni siquieran necesitan sacar un disco para llenar estadios y para recaudar hasta 550 millones de dólares con su última gira (A Bigger Band).

Pero todo no va a venir de la capacidad de enganchar al público joven bandas consagradas para seguir en activo, también se da la tendencia contraria…nuevos artistas que atraen a los progenitores del público al que van dirigido. Cantantes como Amy Winehouse, que con su soul para todos los públicos (con reminiscencias a clásicos puros como Billie Holiday, Ella Fritzgerald…) gusta tanto a padres como a hijos, o Duffy, repitiendo la receta…

En fin, que cuando la música se hace en condiciones gusta tanto a unos como a otros.