viernes

Cambiando risas por lágrimas...


Joel Barish (Jim Carrey) es un joven complejo que tras encontrar el amor y llegar al momento en que este comienza a apagarse, recibe un mazazo que podría acabar convirtiéndose en una segunda oportunidad. Clementine (excepcionalmente interpretada por una inspiradora Kate Winslet) es la típica novia “freak” que aparece por sorpresa y cambia la vida de todo hombre. Cuando la relación empieza a derrumbarse, la susodicha, conducida por sus impulsos cotidianos, decide acudir a una nueva clínica con un tratamiento novedoso, en la que borran todos los recuerdos que tiene de Joel. Éste, al enterarse, responde con la misma moneda, sin embargo, la mente es poderosa, y hay imágenes que no quieren ser borradas.

Michel Gondry, ex músico punk galo y director de videoclips (Bjork, Kylie Minogue), usa hilo dorado para bordar el que es su segundo largometraje como director, tras la también fulminante “Human Nature”. Cuenta una vez más en el guión con unos de los más brillantes escritores cinematográficos, el “anticlichetista” Charlie Kaufman(“Cómo ser John Malkovich”, “Adaptation” o “Confesiones de una mente peligrosa”) quien gusta de trabajar con otros directores de videoclips como Spike Jonze para darle ese toque de realismo dentro de surrealismo a sus guiones. El montaje de Valdís Oskardótirr, una fotografía sensible a la vez que explicativa y la estremecedora y suave banda sonora, completan la parte trasera de esta película que ningún amante del buen cine se puede perder.

El reparto secundario cuenta con un elenco de actores que incluso en papeles no protagonistas saben brillar con luz propia. Tom Wilkinson en el rol de Director de la clínica e inventor del método de olvido, Kirsten Dunst, ayudante y primera en experimentar tal sacrilegio, y Elijah Wood y Mark Buffalo como ayudantes de Wilkinson convierten la obra en un reflejo nada convencional y sin embargo exacto de lo que es el amor, y la vida.

Un guión, dirección y reparto de tal calibre, de cualquier modo, no sería sobresaliente sin un protagonista que diese la talla. Esta es sin duda hasta el momento, la mejor interpretación del actor Jim Carrey. El cómico deja el slapstick de “La máscara” o “Mentiroso compulsivo” y las carantoñas a las que nos tiene acostumbrados, para demostrar que su papel en “El show de Truman” no fue más que una muestra de todo el potencial que tiene este actor al que la mala crítica y los clichés, habían encasillado como humorístico sin ofrecerle guiones a los que pudiera sacar provecho.

Carrey, cuenta en el guión de Kaufman con un papel crucial. Es el héroe y a la vez el antihéroe; recordemos que Charlie huye en sus guiones de todo lo cotidiano, de las ñoñerías y por el contrario acaba presentando los sucesos tal y como son. A través de Jim, muestra las relaciones personales desde los más profundo, del primer encuentro a la desilusión y desesperanza, pasando por el conocimiento mutuo, las alegrías y las penas, los desencuentros de cualquier pareja y finalmente, como ocurre a veces o como debería ocurrir, cuando tras todo eso nos damos cuenta de cómo podría ser todo si viésemos lo que hacemos mal desde fuera y lo que nos llevó a tantos errores absurdos, para poder solventarlos.
Tras la máscara de Joel, el actor transmite desesperación, tragedia, esperanza y una abrumadora carga de capacidad de cambio humano y amor. En su recorrido durante la película interpreta tantas facetas en un solo rol que llega a asfixiarte dulcemente , necesitando más, más de ese caos que finalmente y gracias a la genialidad de director y guionista siempre tiene total y absoluta coherencia.

Un personaje que al principio del film llega a exasperarnos y caernos mal, que parece un poco tonto, acaba mostrando y de-mostrando lo más bello de toda relación y lo posible de todas ellas. Carrey acaricia con su exagerada inocencia, encandila cuando se deja llevar por el mundo de Clementine y permite que le enloquezca, y enamora cuando es capaz de cambiar radicalmente, reflexiona sobre lo ocurrido durante su noviazgo y se entrega, cogiendo el corazón con mano firme y apuñalando lo malo que a veces tiene la razón. En definitiva, destruye lo malo de las comedias románticas y sus protagonistas, descuartiza la eterna sonrisa de actores de este género como Hugh Grant y se burla de los convencionalismos a través de algo tan convencional como es el amor.

Jim se aleja definitivamente del rol de actor cómico para dejar patente que sólo acaba de empezar a mostrar todo lo que puede dar y que es un diamante bien pulido, que poco a poco y gracias a las oportunidades de serios directores y guionistas empieza a florecer y a callar las bocas de aquellos que sólo sabían ver en él excesivas gesticulaciones, vocecitas y caras raras.

“Eternal Sunshine of the Spotlless Mind” (título original de la película sacado de un texto del poeta Alexander Pope) es por el momento el mejor trabajo de este actor cuya carrera, digamos, acaba de empezar.

6 comentarios:

  1. se sale de la pelleja! soy fan de kaufman!

    juanjo tienes cosas raras x ahi e!

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  2. si señor, mu buena peli y mu buena critica, yo no la hubiera hecho mejor jajaja

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  3. - ayyyy ayyyyyy pááááapaaaa pápa cómprame el chandal de nadal!

    - niniooo, se llama bañadoool!!!

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  4. la tngo q ver.....ojala q mi ordenador funcione

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  5. Me encanta!! Charlie Kaufman tiene salidas para todo, no sé si se fuma algo antes de escribir pero le salen guiones que no se parecen a nada visto antes.
    Entre risas tiene un contenido muy profundo, que a mí por lo menos me hizo llorar.

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  6. completam de acuerdo con la critica: me gustó mucho la peli, el guión y la interpretación de carry....para pasar un buen rato...y pensar sobre il significado de los vividos y los recuerdos

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